La peligrosa zona de confort en tu trabajo es tu principal amenaza
En el pensamiento de la gente está muy arraigado, la idea de una vida feliz, extraordinaria o anhelada es aquella en donde no tengamos problemas, que las cosas se den solas, libre de preocupaciones y que todo opere con la ley del mínimo esfuerzo, aspectos que no nos toman de sorpresa si entendemos que el ser humano es un ser de naturaleza hedónica; que busca a toda costa obtener bienestar, maximizar el placer y evitar el dolor, el estrés o todo aspecto que lo incomode.
Lo cual no es malo pues esta misma naturaleza nos ha llevado a la creación, a la invención de todo tipo de artefactos, sistemas y servicios que nos han hecho la vida más fácil y placentera.
En el aspecto laboral la gente sueña con un trabajo bien remunerado, con un horario corto, sin salidas tarde y que le genere el mínimo estrés y mucha gente lo logra tras el paso del tiempo pues se adapta y aprende la cultura de la organización, los procesos y reportes que hay que generar, establece una red de apoyo con sus colegas y equipos de trabajo que lo lleva a dar los resultados y a sentirse cómodo o “como pez en el agua”.
Pero que sucede si esa holganza en confianza, esa placentera comodidad nos empieza a dejar fuera del mercado, restando competencias que son vitales en este mundo que por más duro que pueda parecernos sigue caminando sin importar si estamos o no, son los retos, los problemas que nos llevan a evolucionar a aprender a enriquecernos de nuevas experiencias que nos hacen más fuertes y capaces.
Los grandes líderes, la gente que marca diferencia es aquella que evita a toda costa la llamada zona de confort, es gente que siempre se exige así misma a dar algo más, rehuye de lo conocido y se asoma siempre a nuevas formas de trabajo, nuevos conceptos, nuevas tecnologías, filosofías que siempre puedan prepararlo para lo que sigue.
No se trata tampoco de vivir estresado o ponerse más peso del que puedes soportar, significa vivir con más sentido, con pasión por conocer, por aprender todo aquello que nos construya y nos haga ser mejores, ten en mente que solo tenemos una vida y en ella nuestro recurso más valioso es el tiempo, de allí que esta comodidad con que nos arropa esta zona de confort nos invite a pensar que ya “dominamos” nuestro puesto y/o actividades, creencia tan riesgosa como una enfermedad silenciosa, que nos toma desprevenidos y a veces cuando nos damos cuenta resulta muy tarde, y en materia laboral cuando llega esa promoción por parte de nuestro jefe, o aquella invitación de un head hunter al puesto anhelado se pierde porque no tenemos la habilidad, el curso o el dominio de una idioma que intuíamos era importante pero que dejamos a la deriva por sentirnos seguros.
Por tal motivo, es importante evitar caer en esa zona de confort y vencer esa apatía que se va acumulando con el tiempo y que poco a poco te va sumiendo en una atmósfera segura pero que lejos de invitarte a crecer, te lleva al conformismo y la mediocridad. Cada ser humano está destinado a grandes retos y oportunidades, el momento es ahora, decídete a buscar ese curso de inglés que tienes pendiente tomar desde la universidad, esa actualización financiera, ese diplomado que sería el complemento ideal para tu actual trabajo, dedícate un tiempo a leer algo de tu área que te enriquezca, en esta era de la información el conocimiento está disponible y en muchas ocasiones sin un costo, o quizá teniendo que pagar otro tipo de costo que podría ser el renunciar a tu hora de Netflix, de Facebook que no dudamos que puede ser muy grata pero recuerda que el éxito es consecuencia del trabajo y la disciplina y cuando amas lo que haces te das cuenta que no es trabajo, si no es aquello que te da sentido y que te define.
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