Cuando ingreses a un nuevo trabajo, probablemente pasarás por un proceso de incorporación en el que te brindarán una descripción general completa de la cultura de tu nueva empresa, así como de tu nuevo puesto. Por supuesto, el objetivo general es que te adaptes y que te vuelvas productivo lo antes posible.
Sin embargo, ¿sabías que fijarte tus propias metas más pequeñas para el proceso de incorporación puede ayudarte a lograr ese gran objetivo general de manera más efectiva?
Este es el motivo: si dedicas un tiempo para pensar en lo que deseas obtener del proceso de integración y a establecer objetivos para tal efecto, es más probable que retengas más información y obtengas las respuestas a las preguntas que, de otro modo, tendrías que hacer más adelante.
Si bien es cierto que siempre puedes establecer tus propios objetivos, aquí hay algunos que te ayudarán a comenzar de forma exitosa, junto con algunos consejos sobre cómo lograrlos:
Por supuesto, todos quieren causar una buena impresión en su primer día en un nuevo trabajo, pero hacerlo puede requerir un poco de esfuerzo. Vístete de acuerdo con el código de vestimenta de la empresa para que tu atuendo no sea demasiado formal o informal. Cuando te presenten a tus compañeros, dales la mano, sonríe y haz contacto visual. Escucha con atención cuando los demás estén hablando y responde de manera apropiada. Haz preguntas cuando sea necesario, pero no acapares la conversación. Recuerda: cuando eres el chico nuevo de la cuadra, es mejor observar antes de intentar destacar.
A medida que te vayas integrando, aprenderás cosas como los términos y los procesos específicos de la empresa que son importantes que conozcas. Trata de memorizarlos lo más rápido posible. Si es necesario, toma notas para poder revisarlas más tarde. Al mismo tiempo, únete a las actividades comunes. Por ejemplo, si tus compañeros siempre comen juntos, únete a ellos.
Necesitas conocer la cadena de mando; además, debes aprender los nombres y puestos de todos los miembros de tu equipo. ¡Recordar el nombre de alguien sin tener que preguntar puede ayudarte a ganar puntos entre tus nuevos colegas!
Averigua exactamente qué es lo que se espera que hagas en tu día a día y pregunta si hay alguna tarea recurrente semanal, mensual o trimestral que se espera que cumplas.
Aunque no todas las empresas apoyan las tutorías, pueden resultar de gran utilidad. Pregúntale a tu supervisor sobre la posibilidad de tener un mentor que te ayude a adaptarte y familiarizarte con la empresa.
Durante el proceso de incorporación, comenzarás a formarte una comprensión de lo que es posible en tu empresa en términos de avance profesional. Es por eso que este es el momento perfecto para comenzar a pensar en lo que quieres lograr en este nuevo trabajo. Por ejemplo, si se trata de un trabajo de ventas, tal vez desees comenzar estableciendo objetivos de ventas ambiciosos y luego avanzar para convertirte en un líder. Sin embargo, toma en cuenta que debes asegurarte de que estas metas estén alineadas con los objetivos de tu empleador. Una vez que te esté yendo bien en tu trabajo, puedes conversar con tu supervisor sobre tus objetivos profesionales.
Cuando estableces metas de manera proactiva para aprovechar al máximo tus primeros días en un trabajo, no solo tendrás más posibilidades de causar una buena impresión, sino que también será más probable que te adaptes rápidamente y comiences a trabajar en términos de productividad. A largo plazo, eso ayuda mucho a tu equipo, a tu empresa y, por supuesto, a tu carrera.
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