Aplicaciones como Uber, Didi, Rappi o Amazon Flex transformaron la forma de trabajar y generar ingresos en México. Sin embargo, este modelo de trabajo en plataformas digitales ha abierto un debate global: ¿son estos colaboradores trabajadores independientes o empleados con derechos laborales?
En México, más de 500,000 personas dependen de estas plataformas, pero la mayoría lo hace sin seguridad social, vacaciones, ni prestaciones. La discusión sobre su regulación no solo es necesaria, sino urgente.
Hoy, la Ley Federal del Trabajo (LFT) no reconoce formalmente a los trabajadores de plataformas digitales como empleados subordinados.
Esto significa que:
Legalmente, son considerados “prestadores de servicios independientes”, lo que los deja fuera del marco de protección laboral tradicional.
Las plataformas argumentan que ofrecen flexibilidad y autonomía, ya que los repartidores o conductores eligen cuándo y cuánto trabajar.
Sin embargo, las condiciones reales —como algoritmos que asignan tareas, penalizaciones, tarifas controladas y calificaciones por desempeño— se asemejan a una relación laboral encubierta.
En varios países, como España, Francia y Reino Unido, los tribunales ya han determinado que los repartidores son trabajadores asalariados, forzando a las empresas a otorgarles derechos laborales y seguridad social.
Estas iniciativas han sido presentadas por legisladores de distintas bancadas en el Senado y la Cámara de Diputados, y se espera que sean retomadas.
El trabajo en plataformas digitales llegó para quedarse, pero no puede sostenerse sobre la precariedad. México necesita una regulación moderna que proteja los derechos laborales básicos sin frenar la innovación tecnológica.
El reto será encontrar el equilibrio: una legislación que reconozca la flexibilidad del modelo digital, pero que también garantice seguridad, ingresos dignos y bienestar para quienes lo hacen posible.